Aunque hasta el s. XI no se cita documentalmente a la localidad, existen testimonios arqueológicos muy anteriores en la zona montañosa de Londeras, distante un kilómetro hacia el Oeste, de un poblamiento celta, posiblemente de la tribu de los Berones, correspondiente al periodo prehistórico del Bronce, con una antigüedad de unos tres mil años y adscrito a la llamada Cultura de las Cogotas.
Asimismo en la parte alta de Certún, tierra agrícola también a un kilómetro pero al NE, se han encontrado restos de vajilla de la variedad Terra Sigilata Hispánica, hecha posiblemente en los alfares de Tritium Magallum, Tricio, que delata la presencia en esa área de un asentamiento romano, tal vez villa rústica, reconvertido siglos después en un monasteriolo dedicado a Santa María que, finalmente, evolucionaría a la ermita de la que se guarda memoria reciente. Otros testimonios, por ejemplo una lápida romana perdida al reformar la carretera en los años 50, hablan de la existencia de pequeños núcleos diseminados por la zona agrícola del Este hasta Crispanas, como Terreros y Colia o Cogga, sin que conozcamos todavía su cronología pero aventurándola imprecisamente entre la época tardorromana y los inicios reconquistadores, S. V al X.